martes, 31 de marzo de 2009

Aquien Pueda interesar....

Mi carne se ha estremecido por temor de ti,
Y de tus juicios tengo miedo.

Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo.

Me guió y me llevó en tinieblas, y no en luz;

Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día.

Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos;

Edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de trabajo.
Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.

Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis cadenas;

Aun cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración;

Cercó mis caminos con piedra labrada, torció mis senderos.

Fue para mí como oso que acecha, como león en escondrijos;

Torció mis caminos, y me despedazó; me dejó desolado.

Entesó su arco, y me puso como blanco para la saeta.

Hizo entrar en mis entrañas las saetas de su aljaba.

Fui escarnio a todo mi pueblo, burla de ellos todos los días;

Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjos.

Mis dientes quebró con cascajo, me cubrió de ceniza;

Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien,

Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová.

Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel;

Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí;

Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré.

Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.

Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

Si tu ley no hubiese sido mi delicia,
Ya en mi aflicción hubiera perecido.

Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos,
Porque con ellos me has vivificado.

Tuyo soy yo, sálvame,
Porque he buscado tus mandamientos.

Salmo 119:120 - Lamentaciones 3:1-23 - Salmo 119:92-94

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