Cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.
Porque mis enemigos hablan de mí,
Y los que acechan mi alma consultaron juntamente,
Diciendo: Dios lo ha desamparado;
Perseguidle y tomadle, porque no hay quien le libre.
Oh Dios, no te alejes de mí;
Dios mío, acude pronto en mi socorro.
Sean avergonzados, perezcan los adversarios de mi alma;
Sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que mi mal buscan.
Salmo 71:9-12
No hay comentarios:
Publicar un comentario